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Cinco destinos insólitos en Galicia

Rica en tradiciones insólitas y rincones semi-salvajes, nunca se termina de conocer del todo Galicia.

2013-01-03

Autor: Raquel Piñeiro
Publicación: Condé Nast Traveler
Fecha: 5 de septiembre de 2012


Rica en tradiciones insólitas y rincones semi-salvajes, nunca se termina de conocer del todo Galicia. Más allá de los lugares de visita obligada, proponemos destinos a caballo entre lo outré, la historia y la naturaleza.

Castro de Baroña: Hay que ir ojo avizor para no pasarse de destino mientras se conduce al sur de Porto do Son. Es necesario aparcar el coche a la sombra de los árboles, al lado de un bar, y buscar el camino empedrado entre pinares y tojos. Queda claro que el acceso no es el mejor, desde luego, pero unos metros adelante entenderemos por qué merece la pena. La senda desemboca en una playa -casi- virgen que se extiende hacia la izquierda, y al fondo, encaramado sobre las rocas, está el castro, un asentamiento de alrededor de dos milenios de antigüedad, con las ruinas de sus características casas de piedra y su muralla exterior. 

Localización, localización, localización: hay varios castros en Galicia mejor conservados e investigados (el de Santa Tecla es un ejemplo), pero la situación de este es especial: desde cualquier rincón se escucha -o ve- el mar, el paisaje que lo rodea apenas ha cambiado (una casa en la playa adyacente quiebra un poco la armonía) desde que el lugar estaba habitado hace 2000 años, el océano rompe contra las rocas, y suelen divisarse delfines. Contemplar la puesta de sol sentado en sus rocas es una experiencia difícil de olvidar.

Termas de Ourense: Si te fascinan las imágenes de islandeses metidos en piscinas naturales de agua humeante mientras la temperatura exterior ronda los cero grados, este es el lugar apropiado para emularlos. Ourense es tierra de termas y aguas mineromedicinales, y entre la amplia oferta de toda la provincia, nos quedamos con estas fundamentalmente por dos razones: la situación (al lado de la ciudad, perfectamente comunicadas y a la vera del Río Miño); el precio (hay varias termas gratis, palabra musical). 

El placer de relajarse en un spa natural en el que el agua mana a un mínimo de 40 grados (en verano la temperatura exterior puede fácilmente ser la misma) nos sentará forzosamente bien, más allá de las propiedades terapéuticas del agua. Si se quiere un poco más de exclusividad, por unos cuatro euros se puede acceder a las instalaciones de las termas privadas, como las termas de A Chavasqueira o de Outariz. El circuito está más trabajado y el ambiente puede ser más tranquilo pero garantizamos que la materia prima es la misma.

Leslie Howard en A Capelada: Lo bueno de la vida es que siempre te sorprende. Quién iba a imaginar que el actor Leslie Howard (sí, Ashley Wilkes de 'Lo que el viento se llevó') iba a encontrar la muerte en la costa de Cedeira, en A Coruña. La explicación es la Segunda Guerra Mundial. El avión en el que viajaba de Lisboa a Bristol, el Ibis, fue derribado por los nazis y se hundió ante la costa gallega el 1 de junio de 1943. Hasta aquí, los hechos, y a partir de ahí, la leyenda y las teorías de la conspiración, cuánto más estrambóticas, más apasionantes. ¿Error de los alemanes que pensaban que estaban hundiendo a Winston Churchill pero en realidad estaban atacando a su doble, que era, casualidades de la vida, contable de Howard? ¿El auténtico objetivo siempre fue el actor, que era en realidad un espía británico? Podemos forjar nuestra propia teoría ante la placa conmemorativa situada en los impresionantes acantilados escenarios de esta historia.

Desembocadura del río Xallas en Ézaro: Una maravilla natural que sólo puede verse en contadas ocasiones gracias a la siempre “oportuna” mano del hombre. El curso del único río de Europa que desemboca en el mar mediante una cascada fue alterado para construir una central hidroeléctrica y la antaño caída espectacular quedó seca. Dejando aparte las consideraciones sobre este tipo de energía, estaba claro que era una decisión, cuanto menos, cuestionable. Actualmente se abre el embalse en unos días concretos del año y en un horario previamente estipulado. Merece la pena averiguarlo con antelación y desplazarse desde la cercana Fisterra para contemplar desde el mirador la espectacular cascada.

El Parque del Pasatiempo de Betanzos: “Pasado de moda” se le queda corto y por eso nos encanta. Su concepción y construcción pertenecen a otro tiempo y a otra mentalidad, esa que necesitaba construir reproducciones de las maravillas del mundo moderno a escala para que personas que probablemente no se moverían nunca del sitio en el que nacieron también pudieran conocerlas. 

De las múltiples historias de emigración gallega, la de los hermanos García Naveira es de las exitosas. Emigraron a Argentina desde Betanzos a finales del XIX y tras conseguir hacer fortuna volvieron a su tierra natal convertidos en los clásicos indianos, esos que lo mismo construían esas preciosas casas de fantasía que jalonan el norte de España que establecen escuelas para los niños de su aldea o dotan a sus villas de alcantarillado público. Los García Naveira fueron un poco más creativos y crearon, en 1893, el Parque del Pasatiempo, una curiosa mezcla de parque temático y museo al aire libre con afán instructivo. No han sobrevivido muchos de sus elementos a la decadencia y el abandono, pero aún se pueden disfrutar sus grutas, su miniestanque del Retiro, sus leones gigantes o el chiflante “árbol genealógico del capital”. Es perfecto para volver a aquellos tiempos en los que era el dirigible, y no el ave, el prodigio de la técnica que asombraba al mundo.

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